viernes, 23 de septiembre de 2016

 Trastorno Antisocial de la Personalidad


¿Qué es un psicópata? En su obra “Las personalidades antisociales” (1994), David Lykken explora las personalidades psicopáticas y sociopáticas, los diferentes subtipos que existen de las mismas y el papel que juegan los factores personales y de socialización que intervienen en la génesis de la violencia de los niños que desde bien pequeños apuntan a convertirse en delincuentes. 
A lo largo de esta obra se hace patente lo que para él es uno de los componentes más decisivos en el futuro de un niño con mayor probabilidad de desarrollar un estilo depersonalidad antisocial: los padres.

La mente del Psicópata: graves dificultades para socializar

Las personas afectadas por este trastorno no han desarrollado una conciencia ni hábitos de respeto por las leyes y normas que disuaden al resto de cometer actos antisociales, debido a peculiaridades inherentes que les dificultan o imposibilitan la socialización. Se caracterizan por tener rasgos innatos de carácter que les incapacitan total o parcialmente para socializar, o por periodos intermitentes de socialización y conducta antisocial.
Existen tres componentes de la socialización:

1. Escrupulosidad

Es la tendencia natural a evitar la conducta delictiva. Suele ser consecuencia del temor al castigo, tanto el que comporta un rechazo social del delito en sí, como el auto-infligido por la culpa y el remordimiento sentidos a posteriori. 
Ello no quiere decir que la tentación a delinquir sea continua, ya que las conductas prosociales se han convertido en un hábito que aleja a la mayoría de los miembros de la sociedad de aquellas más reprobables. Este hábito no se consolida hasta la edad adulta, por eso hacia el final de la adolescencia el índice de criminalidad alcanza su mayor nivel. Este componente es resultado de la actividad parental y de las características de cada uno.

2. Prosocialidad

Predisposición general hacia la conducta prosocial. Se va desarrollando gracias a los vínculos de afecto y empatía con las personas con las que nos relacionamos, lo que provoca que queramos gozar de los beneficios de este tipo de lazos y una voluntad genuina a comportarnos de la misma manera.

3. Aceptación de la responsabilidad adulta

Se refiere la motivación para participar de la vida en sociedad y la asimilación de la ética del trabajo, así como la aceptación de los valores de esfuerzo y superación personal como medio para lograr los objetivos personales.
No obstante, no hay que perder de vista que existen personas bien socializadas que en determinadas circunstancias cometerán delitos, mientras que otras, aunque no sean delincuentes, son holgazanas o de malvado carácter y se les puede considerar malos ciudadanos.


No hay comentarios:

Publicar un comentario