ENFERMEDADES MENTALES
viernes, 15 de septiembre de 2017
viernes, 30 de septiembre de 2016
Síndrome de Cotard
Resulta bastante común pensar que las personas interpretamos la realidad sólo a partir de los datos que nos llegan directamente a través de los sentidos. Según este punto de vista, cuando vemos un cuerpo rectangular de cuyas esquinas descienden cuatro prolongaciones llegamos a la conclusión de que lo que estamos mirando es una mesa, siempre que hayamos aprendido antes ese concepto.
Lo mismo ocurriría con los paisajes, las personas y los animales: percibiríamos cada uno de estos elementos físicos a través de nuestros sentidos y los identificaríamos automáticamente, de manera limpia y previsible, siempre que no nos faltasen datos. Lo cierto es que, aunque la mayoría de las veces hay una relación muy clara entre los datos brutos que nos entran por los sentidos y lo que nosotros interpretamos que es real, esto no siempre es así. El extraño Síndrome de Cotard es una muestra de ello.
¿Qué es el Síndrome de Cotard?
El Síndrome de Cotard es un desorden mental en el que el sujeto se percibe a sí mismo como algo que, en cierto modo, no existe o está separado de la realidad. Las personas con este síndrome son capaces de percibir sensorialmente su propio cuerpo (por ejemplo, pueden verse en un espejo, al igual que todas las personas sin alteraciones de visión) pero lo notan como algo extraño, como si no existieran. Una cantidad significativa de las personas con Síndrome de Cotard, por ejemplo, creen estar muertas, literal o figuradamente, o estar en estado de descomposición.
Aunque este cuadro de síntomas puede ser llamado delirio nihilista, no tiene nada que ver con el posicionamiento filosófico o actitudinal de la persona. Alguien con Síndrome de Cotard tiende a creer sinceramente que el plano de la realidad en el que se encuentra su cuerpo no es el
mismo en el que se encuentra su mente consciente, y actúa en consecuencia.
Lo que experimentan las personas con Síndrome de Cotard es muy parecido a la manera en la que algunas personas fuertemente influenciadas por una cultura o religión determinada pueden llegar a pensar acerca de su cuerpo, el resto de personas y el medio que habitan; la diferencia es que las personas con el síndrome perciben así las cosas siempre, independientemente del contexto, a causa de un funcionamiento anómalo de algunas de sus estructuras cerebrales.
El Síndrome de Cotard recibe su nombre del neurólogo francés Jules Cotard, quien a finales del siglo XIX acuñó el término de Síndrome de Negación para describir el caso de una mujer que creía estar muerta y tener podridos todos los órganos internos. Esta persona, al creer que estaba suspendida en algún punto entre el Cielo y el Infierno, no creía necesario comer, ya que el planeta Tierra había perdido todo su significado para ella.
La idea fundamental es la desrealización
El concepto de desrealización implica la idea de percibir los datos que nos llegan sobre el entorno como algo ajeno a la realidad de quien los percibe. Puedes experimentar algo parecido, por ejemplo, si estando en una habitación con poca luz colocas una de tus manos ante los ojos. Verás la silueta de una de las partes de tu cuerpo, que es algo que ya has memorizado a lo largo de tu vida, y notarás que sus movimientos se corresponden a los que tú quieres que
haga. Sin embargo, la oscuridad puede hacer que, aunque todos los datos que tienes acerca de la mano se correspondan a los que asocias con tu propio cuerpo, tengas la sensación de que la mano no es tuya o está disociada de ti en algún aspecto.
Algo así es lo que viven las personas con Síndrome de Cotard: toda la información sensorial acerca de ellos mismos y el entorno parece en regla, pero a pesar de ello persiste la sensación de que nada de eso tiene significado o es irreal. Además, este delirio es lo suficientemente amplio como para poder tomar distintas maneras de manifestarse. Algunas personas creen que están muertas, otras tienen la sensación de ser inmortales, e incluso se dan casos de pacientes que sólo perciben algunas partes de su cuerpo como algo extraño o que está descomponiéndose.
Causas del Síndrome de Cotard
El Síndrome de Cotard es complejo en sus manifestaciones y en sus causas, que se encuentran en el funcionamiento del cerebro. Como hemos visto, el procesamiento de la información proveniente del exterior es correcto, lo que falla es la respuesta emocional de la que debería acompañarse este procesamiento, ya que todo carece de significado. Por eso, se cree que la raíz principal del delirio nihilista se encuentra en el funcionamiento anómalo de la parte del encéfalo asociada al procesamiento de las emociones: el sistema límbico, en la base del cerebro.
En cualquier caso, el Síndrome de Cotard nos enseña que el cerebro humano lleva a cabotareas muy complejas y variadas para que podamos percibir e interpretar cómodamente la realidad. Que este proceso sea automático y la mayoría de las veces salga bien no significa que alguna de estas piezas no pueda llegar a fallar, dejándonos con unos ojos, narices y bocas que informen correctamente sobre un mundo sin significado.
Autolesión / suicidio
El suicidio es el acto de quitarse deliberadamente la propia vida. La conducta suicida es cualquier acción que pudiera llevar a una persona a morir.
El suicidio, primera causa de muerte no natural en España
El suicidio es la primera causa de muerte no natural en España. Hay el doble de suicidios que de muertes por accidente de tráfico. En España hay 10 muertes por suicidio diarios. Sin embargo, la tasa es baja en comparación con otros países de la Unión Europea. Casi 4.000 personas fallecieron en 2014 por este motivo dentro de las fronteras españolas. Un 20% más de incidencia respecto a los datos registrados en el año 2007.
Hay sociedades donde es más aceptable, como por ejemplo en Japón, y otras menos. En los países del sur, con un fuerte componente cultural que bebe de la religión católica, el suicidio está muy mal visto.
¿Por qué decide alguien acabar con su propia vida?
Con frecuencia, estas personas están tratando de alejarse de una situación de vida que les parece imposible de manejar. En el intento de suicidio están buscando alivio. Suelen sentirse avergonzados, culpables o como una carga para los demás. Se sienten víctimas, y tienen sentimientos de rechazo, pérdida o soledad. En los intentos de suicidio suelen reflejarse los gritos de ayuda.
Trastorno de Personalidad Múltiple
El trastorno de identidad disociativo (TID), conocido popularmente como “Trastorno de personalidad múltiple”, es una de las psicopatologías más frecuentemente representadas en la ficción.
Personalidad Múltiple: Realidades y Ficciones
Desde El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde hasta Psicosis o El club de la lucha, pasando por el personaje de Gollum de El señor de los anillos e incluso el personaje interpretado por Jim
Carrey en la comedia Yo, yo mismo e Irene, se cuentan por decenas las obras que han usado el TID como inspiración debido a lo llamativo de su sintomatología.
Es por este tipo de divulgación que la personalidad múltiple es uno de los trastornos psicológicos más conocidos, si bien no uno de los mejor entendidos, ni siquiera dentro del mundo de la Psicología, en el que hay una importante controversia con respecto a la misma existencia de este trastorno como tal.
Síntomas del Trastorno de Identidad Disociativo
La cuarta edición del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-IV) define el TID como «la presencia de dos o más identidades –raras veces más de diez- que toman el control de la conducta de una persona de forma recurrente, teniendo cada una de ellas recuerdos, relaciones y actitudes propios». En general, las distintas identidades no recuerdan lo experimentado por el resto, por lo cual no son conscientes de su existencia, si bien esto no siempre es así. El cambio entre personalidades suele producirse como consecuencia de estrés.
La personalidad primaria (o la “real”) tiende a ser pasiva y depresiva, mientras que el resto son más dominantes y hostiles. Son las identidades más pasivas las que manifiestan amnesia en mayor medida y, en caso de que sean conscientes de la existencia de las personalidades más dominantes, pueden ser dirigidas por estas, que incluso pueden manifestarse en forma de alucinaciones visuales o auditivas, dando órdenes a las demás identidades.
En la actualidad, tanto en el DSM como en la Clasificación internacional de enfermedades(CIE-10), el TID se categoriza dentro de los trastornos disociativos, es decir, aquellos que se producen por fallos en la integración de la conciencia, la percepción, el movimiento, la memoria o la identidad (en el caso de la personalidad múltiple, la desintegración se daría en todos estos aspectos) como consecuencia directa de traumas psicológicos.
Causas del Trastorno de Identidad Disociativo
Es esta relación con experiencias traumáticas lo que vincula el TID con el trastorno de estréspostraumático, que se caracteriza por la presencia de ansiedad y reexperimentación(mediante pesadillas o flashbacks) tras sucesos que ponen en peligro la vida, como abusos sexuales o catástrofes naturales. Un elemento de particular interés en este caso es el hecho de que el trastorno de estrés postraumático puede incluir síntomas disociativos, como la falta de recuerdo de aspectos importantes del suceso traumático o la incapacidad para experimentar emociones.
Estos síntomas se conciben como una protección contra sentimientos de dolor y terror que la persona no es capaz de manejar adecuadamente, lo cual es normal en los momentos iniciales del proceso de adaptación a la vivencia traumática, pero que en el caso del estrés postraumático se vuelve patológico al cronificarse e interferir en la vida de la persona.
Siguiendo la misma lógica, el TID sería una versión extrema del estrés postraumático de inicio en la infancia (Kluft, 1984; Putnam, 1997): experiencias traumáticas tempranas, intensas y prolongadas, en particular negligencia o abuso por parte de los progenitores, llevarían a la disociación, es decir, al aislamiento de recuerdos, creencias, etc., en identidades alternativas rudimentarias, que se irían desarrollando a lo largo de la vida, dando lugar progresivamente a un mayor número de identidades, más complejas y separadas del resto. Raramente se observan casos de TID con inicio en la edad adulta. Así, el TID no surgiría de la fragmentación de una personalidad nuclear, sino más bien de un fallo en el desarrollo normal de la personalidad que resultaría en la presencia de estados mentales relativamente separados que acabarían convirtiéndose en identidades alternativas.
Evaluación y Tratamiento
El número de diagnósticos de TID ha aumentado en los últimos años; mientras algunos autores atribuyen esto a una mayor conciencia del trastorno por parte de los clínicos, otros consideran que se debe a un sobrediagnóstico. Se ha propuesto incluso que el TID se debe a la sugestión del paciente debida a las preguntas del clínico y la influencia de los medios de comunicación. Asimismo, también están los que opinan que existen una falta de formación sobre las manifestaciones del TID y una infravaloración de su prevalencia que llevan a que muchos casos de TID no sean detectados, en parte por una exploración inadecuada.
En este sentido, cabe tener en mente que, según Kluft (1991), sólo un 6% de los casos de personalidad múltiple son detectables en su forma pura: un caso típico de TID se caracterizaría por una combinación de síntomas disociativos y síntomas de estrés postraumático con otros síntomas no definitorios del TID, como depresión, crisis de pánico, abuso de sustancias o trastornos alimentarios. La presencia de este último grupo de síntomas, mucho más obvios que el resto de síntomas del TID y muy frecuentes por sí solos, llevaría a los clínicos a obviar una exploración más profunda que permitiera detectar la personalidad múltiple. Además, es obvio que a las personas con TID les resulta difícil reconocer su trastorno por vergüenza, miedo al castigo o a causa del escepticismo de los demás.
El tratamiento del TID, que generalmente requiere años, se dirige fundamentalmente a la integración o fusión de las identidades o, al menos, a coordinarlas para lograr el mejor funcionamiento posible de la persona. Esto se lleva a cabo de forma progresiva. En primer lugar se garantiza la seguridad de la persona, dada la tendencia de las personas con TID a autoagredirse e intentar suicidarse, y se reducen los síntomas más interferentes con la vida cotidiana, como la depresión o el abuso de drogas. Posteriormente se trabaja la confrontación de los recuerdos traumáticos, como se haría en el caso del trastorno de estrés postraumático, por ejemplo a través de exposición en la imaginación.
Por último, se integran las identidades, para lo cual es importante que el terapeuta respete y valide el rol adaptativo de cada una para facilitar que la persona acepte como propias esas partes de ella misma. Para una descripción más detallada del tratamiento del TID se puede consultar el texto Guidelines for treating dissociative identity disorders in adults, third revision, de la International Society for the Study of Trauma and Dissociation (2011).
ESQUIZOFRENIA
Los científicos han identificado un total de42 grupos de variaciones genéticas que incrementan el riesgo de padecer cuadros de esquizofrenia. Contradiciendo la posición oficial hasta ayer, la esquizofrenia parece no ser una única enfermedad, sino que se trata de un grupo de ocho trastornos de distinta índole genética, cada uno con su cuadro sintomatológico diferenciado.
Esquizofrenia: nuevas evidencias indican su causa
genética, pero los investigadores no han conseguido discernir acerca de los genes causantes de esta condición.
En el último estudio de la Escuela Universitaria de Medicina de Washington en St Louis se inspeccionaron los influjos genéticos de más de cuatro mil personas con esquizofrenia, y se descubrieron grupos de genes diferenciados que causan hasta ocho cuadros distintos de esquizofrenia.
Según declaró C. Robert Cloninger,
“Los genes no actúan por sí solos, sino que operan como una orquesta musical, para comprender la manera en que funcionan es necesario conocer no solo los integrantes de la orquesta por separado sino la forma en que interactúan”.
Más agresivas en grupo que por separado
El Dr. Cloninger y su equipo de investigación emparejaron algunas variaciones concretas de material genético en personas con esquizofrenia y personas sanas. En algunos pacientes que sufrían alucinaciones o delirios, los científicos investigaron sobre las características genéticas y las emparejaron con la sintomatología de cada uno de ellos, descubriendo que las alteraciones genéticas específicas interactúan entre sí, generando un 95% de probabilidad de padecer esquizofrenia. Cada uno de los ocho trastornos genéticamente distintos tiene su propio conjunto de síntomas.
En otro grupo de sujetos, se reveló que el lenguaje desorganizado está vinculado con un grupo de alteraciones del ADN que deriva en un 100% de probabilidades de desarrollar esquizofrenia.
A pesar de que los genes individuales solo tienen vinculación débil con el desarrollo de la esquizofrenia, algunos conjuntos genéticos interactúan entre sí generando un alto riesgo de padecer esquizofrenia, de entre un 70 y un 100%, según el estudio.
Este dato refuerza la idea de que es complicado para las personas que sufren estas alteraciones genéticas el poder evitar el desarrollo de la enfermedad. En total, el estudio descubrió hasta 42 grupos de alteraciones genéticas que incrementan el riesgo de sufrir esquizofrenia.
Nuevo enfoque
“En anteriores investigaciones, los científicos han tratato de hallar asociaciones entre genes individuales y la esquizofrenia”, informa Dragan Svrakic, coautor del estudio y profesor de psiquiatría en la Universidad de Washington. “Varios estudios identificaron una asociación y era difícilmente rebatible. El siguiente paso lógico en la investigación sobre la esquizofrenia consistía en comprobar que los genes no actúan de forma aislada, sino que operan conjuntamente alterando la estructura y funciones cerebrales, lo que ocasiona la enfermedad”, concluye.
Svrakic argumentó que únicamente cuando los investigadores fueron capaces de categorizar las alteraciones genéticas y la sintomatología de los pacientes en grupos, se percataron que ciertos grupos concretos de variaciones genéticas actúan conjuntamente causando tipos específicos de síntomas.
Los investigadores separaron a los pacientes en función del tipo y la intensidad de sus síntomas, como sus problemas para organizar ideas y pensamientos, la falta de iniciativa, o la desconexión entre emoción y pensamiento.
Los resultados señalaron que los perfiles sintomatológicos son el producto de ocho trastornos cualitativamente diferenciados, que a su vez son fruto de unas condiciones genéticas particulares. Los investigadores expresaron que estos nuevos hallazgos podrían cambiar el enfoque para la comprensión de las causas, genéticas o adquiridas, de otros trastornos complejos de índole no psiquiátrica.
Los expertos guardan esperanzas de que estos resultados puedan marcar el camino hacia un perfeccionamiento del diagnóstico y el tratamiento de la esquizofrenia.
Mutismo selectivo
El mutismo selectivo es una afección por la cual un niño puede hablar, pero deja de hacerlo súbitamente. Ocurre a menudo en la escuela o en contextos sociales.
Causas
El mutismo selectivo es más común en niños menores de 5 años. Su causa o causas se desconocen. La mayoría de los expertos cree que los niños con esta afección heredan una tendencia a ser ansiosos e inhibidos. La mayoría de los niños con esta afección tienen cierta forma de miedo (fobia) extrema.
Los padres con frecuencia piensan que el niño ha optado por no hablar. Sin embargo, en la mayoría de los casos, el niño en realidad es incapaz de hablar en ciertos contextos.
Algunos niños afectados tienen una historia familiar de mutismo selectivo, timidez extrema o trastornos de ansiedad, lo cual puede aumentar el riesgo de sufrir problemas similares.
Este síndrome no es lo mismo que mutismo, en el cual los niños nunca hablan. En el caso del mutismo selectivo, el niño tiene la capacidad tanto de entender como de hablar, pero es incapaz de hablar en ciertos contextos o ambientes.
Síntomas
Los síntomas incluyen:
- Capacidad para hablar en el hogar con la familia
- Miedo o ansiedad entorno a personas que no conocen bien
- Incapacidad para hablar en ciertas situaciones sociales
- Timidez
Este patrón se debe observar durante al menos 1 mes para considerarse mutismo selectivo (el primer mes en la escuela no cuenta, ya que es común que se presente timidez durante este período).
Pruebas y exámenes
No existe un examen para el mutismo selectivo. El diagnóstico se basa en la historia de los síntomas de la persona.
Los profesores y consejeros deben tener en cuenta las cuestiones culturales, como haberse mudado recientemente a un nuevo país y hablar otra lengua. Es posible que los niños que no se sienten cómodos con una nueva lengua no deseen usarla por fuera del entorno familiar. Esto no es mutismo selectivo.
También deben tenerse en cuenta los antecedentes de mutismo de la persona. Las personas que han experimentado un trauma pueden mostrar algunos de los mismos síntomas vistos en el mutismo selectivo.
Tratamiento
El tratamiento del mutismo selectivo involucra cambios de comportamiento. La familia y la escuela del niño deberían participar. Algunos medicamentos para tratar la ansiedad y la fobia social se han empleado de manera segura y eficaz.
Grupos de apoyo
Usted puede encontrar información y recursos en grupos de apoyo para el mutismo selectivo.
Expectativas (pronóstico)
Los niños con este síndrome pueden tener desenlaces clínicos diferentes. Es posible que algunos necesiten continuar con la terapia para la timidez y la ansiedad social en sus años de adolescencia y posiblemente hasta la adultez.
Posibles complicaciones
El mutismo selectivo puede afectar la capacidad del niño para desempeñarse en un escenario social o educativo. Sin tratamiento, los síntomas pueden empeorar.
DISLEXIA
La dislexia es un trastorno del aprendizaje de la lectoescritura, de carácter persistente y específico, que se da en niños que no presentan ningún hándicap físico, psíquico ni sociocultural y cuyo origen parece derivar de una alteración del neurodesarrollo.
Según el CIE-10, los disléxicos manifiestan de forma característica dificultades para recitar el alfabeto, denominar letras, realizar rimas simples y para analizar o clasificar los sonidos. Además, la lectura se caracteriza por las omisiones, sustituciones, distorsiones, inversiones o adicciones, lentitud, vacilaciones, problemas de seguimiento visual y déficit en la comprensión, (OPS, 1997).
Para Etchepareborda y Habib, 2000, la dislexia es una dificultad para la descodificación o lectura de palabras, por lo que estarían alterados alguno de los procesos cognitivos intermedios entre la recepción de la información y la elaboración del significado.
El principal problema que tiene la dislexia es que no es compatible con nuestro sistema educativo, pues, dentro de este, todos los aprendizajes se realizan a través del código escrito, por lo cuál el niño disléxico no puede asimilar ciertos contenidos de materias como Conocimiento del Medio, porque no es capaz de llegar a su significado a través de la lectura.
El niño/a disléxico debe poner tanto esfuerzo en las tareas de lectoescritura que tiende a fatigarse, a perder la concentración, a distraerse y a rechazar este tipo de tareas. Los padres y profesores procesamos esta conducta como desinterés y presionamos para conseguir mayor esfuerzo, sin comprender que estos niños, realizando estas tareas, se sienten como si de repente, cualquiera de nosotros, nos viéramos inmersos en una clase de escritura china(definición extraída de
La dislexia, es mucho más que tener dificultades en la lectura y en la escritura, ya que existen problemas de compresión, de memoria a corto plazo, de acceso al léxico, confusión entre la derecha y la izquierda, dificultades en las nociones espacio-temporales…debemos tener en cuenta que no existen dos disléxicos idénticos y por tanto cada caso es único y no tiene por qué presentar la totalidad de los síntomas.
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